Este era un hombre que fue a la iglesia a confesarse:
"Padre, perdóneme."
"¿Qué te pasa hijo mío?"
"Verá padre, es que... a mí me gustan los hombres, padre..."
"¿Qué dices, hijo mío?"
"Sí, padre... y eso no es nada... a mi padre también le gustan los hombres..."
"Por el amor de nuestro Señor, hijo..."
"Y eso no es todo padre... a mis hermanos también le gustan los hombres..."
"Hijo mío..." interrumpió el padre "¿es que en tu familia no hay nadie a quien le gusten las mujeres?"
"Sí padre..." contesta el hombre, "a mi madre..."
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