Un turista judío está caminando por una calle oscura. De pronto, se le aparece un ladrón y le exige que le dé todo el dinero. El judío no se resiste, saca un fajo de mil dólares, pero antes de entregárselo al delincuente saca un billete de cien.
- Oiga, ¿qué hace? —dice el ladrón asombrado de la audacia del turista.
- ¿Cómo, qué hago? ¡Estoy haciendo el descuento del diez por ciento que me merezco por pago al contado!
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