Una mujer quería una mascota para que le hiciera compañía, así que fue a la tienda y escogió un loro. Antes de recibir el dinero, el vendedor le advirtió que el loro había vivido en un prostíbulo y acostumbraba a decir cosas... salidas de tono. Pero a la mujer le gustó tanto el loro que decidió comprarlo.
Ya en su casa, la mujer puso la jaula en la sala y esperó a que el loro hablara. El animal divisó todo el panorama y dijo:
"Nueva casa, nueva madame."
La mujer se sorprendió un poco, pero encontró graciosa la ocurrencia del loro y decidió esperar a que llegaran sus hijas adolescentes. Cuando ellas entraron, el loro exclamó:
"Nueva casa, nueva madame, nuevas zorras."
Tras su sorpresa inicial, las muchachas se rieron con su madre y esperaron a que llegara el papá. Por la noche, cuando el hombre llegó a su casa, el loro gritó:
"¡Nueva casa, nueva madame, nuevas zorras, caras conocidas! ¡Hola, Walter!"
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