sábado, 26 de febrero de 2011

El Diario de una tiza


El Jefe salió de la oficina y encontró a su secretaria en el paradero del ómnibus. Estaba lloviendo torrencialmente. El paró su coche y preguntó:
- ¿Quiere que le acerque a algún lugar?
- Claro, respondió ella, entrando al auto.
Al llegar al edificio donde ella vivía, el paró el auto para que ella bajase y ella lo convidó para subir al Dpto.:
- Señor... Ud. fue muy gentil conmigo, desviando su camino. Por favor, suba un ratito para tomar algo, un cafecito, un whisky, o cualquier otra cosa.
- No gracias, tengo que ir a mi casa
- Por favor Sr. Suba solo un ratito, aunque sea.
El subió, atendiendo el gentil pedido de su secretaria. En cuanto el tomaba un trago, ella fue para adentro y luego de un rato, volvió muy sexy y perfumada. Después de algunas copas, quien puede aguantar una situación así? El cayó literalmente en brazos de ella. Fueron a la cama y ocurrió lo que estaba previsto, y acabó adormeciéndose.
Alrededor de la 04:00 de la mañana, se despertó súbitamente, miró su reloj y se dio el mayor susto.
Se vistió, mientra pensaba como solucionar esta situación e inmediatamente dijo para su secretaria:
- ¿Me puede prestar un pedazo de tiza?
Ella le entregó el pedazo de tiza y él lo colocó detrás de la oreja y se fue para su casa.
Al llegar, encontró a su mujer, loca de rabia e inmediatamente comenzó a contarle a su mujer que al salir de su oficina, estaba lloviendo torrencialmente y ofreció a su secretaria llevarla a su casa. Al llegar allí, ella me invitó a subir para tomar un trago, ella fue al baño y volvió con un baby doll muy sexy y transparente. Después de algunos tragos, acabamos yendo a la cama e hicimos el amor. Me quedé dormido y desperté solo ahora.
La mujer dio un grito histérico y dijo:

- ¡Mentiroso… hijo de perra… sinvergüenza…! ¡Estabas en el bar, jugando billar con tus amigotes!. ¡Ni siquiera sabes mentir! ¡Además, te olvidaste la tiza en la oreja!.

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