miércoles, 21 de diciembre de 2011

Una carta impropia


>Recibí tu carta y me sorprendió qué, pen-
sándolo bien eres muy tonto y por eso te
>dejo. Te imaginaste que me ibas a co-
nvencer, más yo valgo mucho como mu-
>jer. Espero que tú comprendas que for-
malizar estas relaciones así, nunca nos podríamos comu-
>nicar así como así no se puede.

>Así mismo te hago saber que no soy tan pu-
ritana, pero no soy tampoco ninguna ton-
>ta. Mis hermanas me dijeron que tu ver-
dadera intención hacia nosotras no nos hala-
>ga, es muy escasa y no sirve para for-
mar un hogar. Eso te lo quiero comu-
>nicar las veces que yo desee.

>Yo quiero un hombre fuerte, que sepa cu-
idar de mí y que posea amor fami-
>liar todos los días y en varias posi-
bilidades de triunfar en la vida en situa-
>ciones por difíciles que sean. Creo que co-
nocer la dicha conyugal que deseamos toda mu-
>jer es lo más importante de la vida.

Tu ex.

(Ahora lee solamente los renglones con >)

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