jueves, 20 de noviembre de 2008

Otro Caín más


Javier y Pablo eran dos hermanos ricos y malvados que asistían a la misma iglesia. Cuando Pablo murió, Javier le entregó al pastor un cuantioso cheque para que mandara construir un nuevo templo a todo lujo.
"Sólo le pongo una condición: que en el oficio fúnebre diga que mi hermano era un santo", le aclaró en tono despótico.
El pastor accedió y depositó el cheque en el banco. En la ceremonia fúnebre, subió al púlpito y declaró:
"Pablo era un hombre malvado que engañaba a su mujer y traicionaba a sus amigos pero, comparado con Javier, era un santo.

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